jueves, 28 de abril de 2011

¿CANTIDAD O CALIDAD?



MUCHO Y MAL
Si abrimos al azar un libro de texto de cualquier materia, lo más probable es que nos encontremos con descripciones de fenómenos imposibles de entender en los términos en que se exponen, pero adornadas además con una terminología que resulta muy difícil de retener y que no facilita en absoluto la comprensión.
El texto no sólo resulta incomprensible para un niño o una niña de Primaria, sino para cualquier adulto que no sepa ya de lo que se está hablando. Por ello, su aprendizaje sólo puede consistir en una memorización de palabras raras, que no les sugieren nada y que naturalmente olvidan a gran velocidad.
La enseñanza escolar no se preocupa lo más mínimo por mostrar que los conocimientos sirven para algo más que para contentar al profesor y pasar los exámenes, y esto es una de las manifestaciones más claras del fracaso de la escuela.
CONOCIMIENTO INÚTILES
¿De qué puede servir aprender durante años las cosas de esa manera? No parece que tenga mucho que ver con el “aprendizaje significativo del que tanto se habla actualmente.
La escuela ha encontrado en la televisión y en los medios de comunicación duros competidores, pero todavía no ha tomado conciencia de ello, y éste es uno de los problemas que las instituciones educativas tienen que plantearse urgentemente.
Muchas veces, al intentar explicar a nuestros hijos algunas de esas cosas que aparecen en sus libros de textos suelen decir “no me líes más porque eso no me lo van a preguntar”. De esta forma los alumnos consiguen sobrevivir en un medio que parece destinado a que no entiendan casi nada de lo que estudian.
La cantidad de conocimientos que se pretende que los alumnos aprendan es tan abrumadora, que si consiguieran entenderlos y recordarlos serían personas realmente cultas, con conocimientos universales, y no tendrían que recurrir a las enciclopedias para consultar algo, porque serían ellos mismos enciclopedias.
PARA QUÉ SE ENSEÑAN LAS COSAS
Ante esta situación, nos podemos plantear dos cuestiones distintas: ¿por qué se mantiene este tipo de enseñanza?, y ¿cuál sería la alternativa?
No hace falta ser un experto en nada para darse cuenta de la inutilidad, desde el punto de vista de la adquisición de conocimientos utilizables, de esa cantidad de contenidos. Resulta tan disparatada esta proliferación de contenidos completamente inasimilables, que uno puede plantearse a qué se debe el que se mantengan y cómo es posible que los profesores sigan practicando este tipo de enseñanza.
Desde los años 50, las Conferencias Internacionales de Instrucción Pública han aprobado recomendaciones para sustituir el enciclopedismo de los programas por nociones esenciales, pero no parece que sus propuestas hayan tenido mucho eco. Los libros de texto se hacen cada vez más voluminosos. Hay centros en los que se trata de combatir el enciclopedismo, y profesores que procuran que sus alumnos entiendan lo que tienen que aprender, pero no es la tendencia dominante.
Incluso algunos educadores y fuerzas sociales sostienen que el aumento de los conocimientos que se manejan en nuestra sociedad hace preciso que los alumnos aprendan cada vez más cosas. Por ello, muchos de los intentos en los que se trata de enseñar a pensar a los alumnos se saldan con un fracaso por la resistencia de elementos sociales, entre ellos los padres, que sostienen que los chicos no aprenden lo necesario, y que en el futuro les van a ser de gran utilidad esos conocimientos que tendrían que haber aprendido en la escuela.
Pese a todo, sigue imperando la concepción tradicional, en el que el aprendizaje se realiza por pura repetición, y que por tanto los contenidos escolares deben ir graduándose de tal manera que cada año se incida sobre los mismos temas pero tratándolos con una mayor amplitud.
Ésta ha sido durante siglos la base de la actividad escolar. Este tipo de enseñanza tenía como objeto producir respuestas automáticas y promover la sumisión , para lo que tenido un gran éxito, aunque no está claro que actualmente logre los mismos objetivos.
ALTERNATIVAS
Hoy estamos en condiciones de establecer unos objetivos distintos para la enseñanza escolar, distintos de promover la sumisión acrítica y la obediencia a la autoridad del libro de texto o el maestro. El alumno tiene que ser el protagonista de la construcción de sus conocimientos. Por ello, es esencial que el alumno trate de construir modelos para explicar el funcionamiento de las cosas, y que los ponga a prueba, descubriendo limitaciones, y dejando abierta la posibilidad de que sean sustituidos por otros. No tiene que hacerlo solo, sino cooperando con sus compañeros y con ayuda del maestro, de los libros y de otros recursos didácticos.
Lo que no puede pretenderse es abordar todas las ciencias con la misma profundidad. La tendencia que sigue predominando en la enseñanza es aumentar la extensión de los conocimientos. Por el contrario, lo que parece más adecuado es que los alumnos aprendan a trabajar como científicos, o simplemente como seres racionales, sobre algunos temas.
Aprender a trabajar como científicos es algo mucho más lento que memorizar textos, y por ello, la enseñanza de las disciplinas debería reducirse en extensión drásticamente. Esto supone una cambio muy sustancial en la práctica escolar, para dar más importancia a la búsqueda de explicaciones que al aprendizaje de las teorías correctas, y en donde se renuncie al enciclopedismo a favor de una mayor profundización en algunos temas, que se toman como ejemplos de la forma que tienen la explicaciones científicas.
EL CONSTRUCTIVISMO
Las prácticas escolares dominantes están a años luz de una enseñanza que trate de favorecer la construcción de explicaciones por parte de los alumnos. Pero, sin embargo, hoy todo el mundo se proclama constructivista, sin que se sepa muy bien lo que eso quiere decir. Algunos sostienen que el constructivismo de inspiración piagetiana afirma que los importante es la construcción de estructuras de pensamiento abstractas, y que de este modo se descuidan los contenidos concretos.
Estas formulaciones se basan en algunas confusiones:
- No distinguir los procesos de construcción del conocimiento, examinados desde el interior del sujeto, y los procesos educativos. Esa confusión aparece muy claramente cuando se pretende contraponer las explicaciones sobre la construcción del conocimiento propuestas por Piaget y las posiciones de Vygotski, sin tener en cuenta que las pretensiones de ambos son muy distintas y que, probablemente, resultan más complementarias que contradictorias.
- Insistir en la especificidad de los contenidos en la construcción del conocimiento. Parece bastante evidente que cuado el sujeto está tratando de construir modelos de la realidad, tiene que tener en cuenta las resistencias de ésta, y por ello no va a construir modelos iguales si se trata del funcionamiento de la mente de los otros o del movimiento de los objetos físicos. Pero eso no quiere decir que no existan mecanismos comunes en el proceso de construcción.
Los modelos explicativos que los sujetos en desarrollo construyen de los distintos campos de conocimiento difieren según el campo al que se refieran, pero en las distintas etapas del desarrollo presentan semejanzas bastantes notables que no deben ser pasadas por alto y que lo que ponen de manifiesto es que la mente humana es una, aunque se aplique a la comprensión de distintos objetos. Ésta parece ser la posición más cautelosa en el estado actual de nuestros conocimientos.

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