martes, 12 de julio de 2011

DESCUBRIENDO EL MUNDO



Descubrir el mundo

La rapidez con la que aprenden los bebés en el primer año de vida es sorprendente, cada mes es una hazaña para ellos/as. Además, disfrutan aprendiendo desde el primer día. Lo más importante en esta etapa para que el bebé crezca feliz es aportarles SEGURIDAD y CONFIANZA.
¡Aprende muchas cosas en muy poco tiempo!
Desde su nacimiento, sus cerebros trabajan muy rápidamente. El bebé avanza hacia su futuro sin que nos demos cuenta, embobados con su nacimiento. Todos los bebés están genéticamente preparados para ser inteligentes y lo mejor es que, desde el primer día, disfrutan aprendiendo. Su primer año de vida es una carrera con muchas etapas que tienen que superar.
Las claves: Confianza y seguridad
La confianza nos ayuda, tanto a grandes como a pequeños, a dar lo mejor de nosotros mismos. La Confianza es lo necesario para que los bebés puedan desarrollar todo su potencial, teniendo en cuenta que la alegría de vivir y de aprender ya la tienen. Para aportarles estas dos cosas así como para ayudarles a descubrir el mundo que les rodea, hemos de transmitir a nuestros bebés la protección, el cariño y la cercanía que necesitan. Cualquier gesto o abrazo en esas edades tan tempranas reforzarán nuestros vínculos.
Aprenden de forma mucho más efectiva cuando se sienten protegidos, tranquilos y sin estrés ni ansiedad. Los bebés que únicamente se ocupan de comprobar que no están solos no tienen capacidad para procesar todos esos descubrimientos y aprendizajes.
Los estudios sobre el desarrollo saludable de los bebés nos hablan de la importancia de la conexión con los padres durante el primer año. En esta etapa se desarrolla un vínculo seguro y crece la confianza, es decir, cuando el bebé se siente comprendido y ve rápidamente satisfechas sus necesidades de comida, calor, cariño y estímulo.
Velocidad en sus aprendizajes
Desde que nacen, sus neuronas empiezan a empaparse de todas las señales e informaciones que les llegan a través de los sentidos. Intentan ordenarlas, forman conexiones y crean canales de comunicación. Poco a poco surgen complicados patrones que permiten al niño reconocer relaciones y reglas complejas, extraer conclusiones lógicas y obrar de acuerdo con ellas. Estos patrones se hacen más estables a medida que van creciendo.
Las distintas regiones cerebrales van adquiriendo forma a gran velocidad. Durante los primeros meses se van creando nuevas conexiones para cada paso que exige el desarrollo del bebé. Y, para eso, el pequeño necesita mucha calma y todos los estímulos que pueda procesar. Por eso es muy importante la estimulación y el contacto con el mundo. Al principio con formas grandes y coloridas que llamarán su atención y más adelante con su desarrollo en la vida normal del bebé. La socialización empieza en estas edades tan tempranas con el contacto con personas distintas (madre, padre, hermanos, abuelos, tíos, amigos, etc).
Tiempo para asimilar el conocimiento
Al principio, las conexiones entre las neuronas son muy débiles pero se van reforzando cada vez que el bebé las utiliza y mejorarán cuanto más las utilice.
Para ello los bebés recurren a:
  • La observación: los bebés tienen una especie de estadística interna que funciona como los archivos de un ordenador. Las cosas que siempre aparecen juntas es que van juntas. El ejemplo del avión: un niño lleva tiempo sospechando que todos los aviones tienen alas. Cuantos más aviones ve, mayor será su certeza sobre esa conclusión.
  • La repetición: el mundo se basa en ensayo y error. Un bebé intenta durante días alcanzar el chupete cuando se le cae en la cama. A veces lo consigue por pura casualidad. Sus movimientos se hacen cada vez más seguros y en un momento dado ya será capaz de cogerlo sin problemas siempre que quiera y de llevárselo a la boca con toda la satisfacción del mundo.
¡A experimentar!
La importancia del primer año
Nunca más volverá a aprender tan rápido como durante el primer año:
• El cerebro multiplica por tres su tamaño.
• Se crean las conexiones más importantes en las diferentes regiones de su cerebro. • Además, el bebé adquiere los conocimientos que serán la base de su posterior desarrollo intelectual.
• En esta etapa el pequeño empieza a pensar en abstracto.
Al final del primer año ya sabe que las cosas siguen estando ahí aunque él no las vea (pensamiento abstracto). Por eso pueden rememorar la imagen de sus padres aunque no los tenga delante. Este paso es muy importante en su camino hacia la independencia: cuanto más fuerte sea el vínculo del bebé, más seguro estará del amor de sus padres y con más facilidad podrá dar los primeros pasos en el gran mundo que le rodea. Lo mejor para aprender es que prueben desde pequeños y por sí mismos cómo funcionan las cosas. Cuando los padres le enseñan a su hijo cómo se hace una torre con bloques de madera, puede que le resulte fascinante durante un rato, pero dará un paso de gigante en su desarrollo cuando él mismo sea quien ponga un bloque encima de otro. Evidentemente, las pequeñas ayudas vienen bien.
Debemos recordar que los pequeños no pueden aprender todo lo que les enseñamos. Eso implica que no hay que poner el sonajero en la mano del niño, sino dejar que lo coja él mismo. Ellos se esforzarán para hacer grandes avances, de hecho, aprenden más y mejor cuando ellos mismo toman la iniciativa y establecen un diálogo activo con su entorno.
Cómo ayudarle a aprender:
• Adáptate al bebé, déjate llevar por sus necesidades. Dale amor, cercanía y cariño.
• Habla con él. Sabrás que le apetece si se dirige a ti y sus manos están abiertas. Cuando ha tenido bastante, volverá la cabeza.
• A partir del tercer mes ya puedes enseñar a tu bebé objetos de colores e imágenes.
• A partir del sexto mes ya puedes charlar con tu bebé. Cuando digas algo, te responderá con sonidos.
• A los niños de seis meses en adelante les encantan los juegos con los dedos y las cosquillas.
• Jugar a esconder cosas es perfecto a partir del séptimo mes. Esconde un objeto y sorprende a tu bebé haciéndolo aparecer de nuevo.
Conclusión Final: Evita la sobre-protección
Es complicado, sobre todo para padres primerizos, el no estar TODO el día pendientes de su bebé. En estos casos los padres dejan por completo de vivir para dedicarse a su bebé. De esta forma no dejamos a nuestros bebés que descubran por ellos mismos.
Cuando un bebé se cae, experimenta la situación y la concibe como “mala”, entonces entrará en juego el aprendizaje por ensayo y error que hará que no vuelva a caer para evitar esa sensación negativa. Este es sólo un ejemplo. Siempre hay que evitar situaciones peligrosas, pero con SENTIDO COMÚN. Recordemos cuando éramos pequeños y jugábamos solos. Nos hacíamos “chichones” y encima nuestros padres nos reñían. Pues eso es lo que debemos intentar conseguir, que nuestros bebés aprendan descubriendo. La autonomía les hará reforzar su iniciativa para con nosotros y con el mundo.

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