jueves, 27 de septiembre de 2012

EDUCAR EN LA INDEPENDENCIA



Se habla del retraso de la salida de los jóvenes de casa, se dice que la edad que comprende la adolescencia se ha ampliado, vemos cada día la sobreprotección de padres y madres hacia sus hijos, y así miles de ejemplos que nos llevan a pensar que estamos creando niños dependientes. Y eso no les ayudará a desarrollarse ni a ser felices.

Ser independiente nos hace más felices emocionalmente

Porqué nos permite tomar nuestras propias decisiones y asumir responsabilidades sin necesitar la ayuda de otras personas. Siendo independientes nos sentimos más seguros a la hora de elegir nuestras opciones y preferencias, desarrollando así una mayor confianza en nosotros mismos y pudiendo afrontar los problemas que nos puedan surgir de forma autónoma.

Favorecer la independencia de nuestros hijos es una cuestión de actitud. A veces, resulta difícil no caer en la sobreprotección, por miedos y temores propios de los adultos, dejándose llevar a veces por lo que los menores demandan en distintas situaciones. Parece que de esa manera estemos demostrando mayor "amor" hacia nuestros hijos, y es aquí dónde viene el error, a veces no es mejor padre el que se lo da todo hecho a su hijo, a veces hay que darles espacio, dejarles que se equivoquen, que aprendan por ellos mismos. No poner límites y ocuparse de aquellas tareas que, por mínimas que sean, puedan ser realizadas por los hijos, tendrá consecuencias negativas, como la falta de iniciativa y la inhibición o timidez. Además, el choque con la realidad será mayor cuando salgan al mercado laboral, a la vida real. Llegará un momento en el que no podamos estar "ahí" con ellos para ayudarles, y será entonces cuando tengan que actuar por ellos mismos, tomar decisiones. Y si no han sido educados para ello, pueden caer en la frustración.


¿Qué podemos hacer para mejorar la autonomía de nuestros hijos?

-Debemos ser pacientes. Para ello, es fundamental enseñar a los pequeños a que realicen sus propias tareas en casa (vestirse, comer, cepillarse los dientes...). Todo (o casi todo) lo que se aprende en casa, se extrapola después a otros ámbitos como la escuela, o la calle. Además, la responsabilidad les hará sentirse mejor, más valorados. La mayoría de niños, sobre todo cuando se acercan a la edad adolescente, necesitan desapegarse un poco de la idea de niño pequeño, y les encanta sentirse "mayores". Pero, muchas veces, por nuestro estilo de vida y por nuestras responsabilidades laborales, no podemos dedicar el tiempo que los menores precisan para cada actividad. Motivarle en cada habilidad adquirida es un gran paso para el desarrollo de su independencia. Esa motivación se consigue a base de confianza en ellos mismos, a base de refuerzo positivo en forma de halago. No hay mejor forma de motivar a un niño que reconocer su labor delante de nuestros amigos o familiares. "Pues Carlitos se hace la cama antes de ir al cole y siempre pone la mesa en casa, se nota que ya es mayor...".

-Guiarles para que aprendan a tomar sus decisiones personales. Para los más pequeños, será importante permitirles que tomen decisiones simples de entre varias opciones que creamos conveniente, por ejemplo que decidan entre varios colores de ropa o varias actividades lúdicas que quieran hacer. Estas decisiones serán más complejas a medida que tu hijo crezca. Pero si desde pequeños están acostumbrados a tomar decisiones, por pequeñas que sean, cuando sean mayores les costará mucho menos. Además es muy importante la reflexión sobre las decisiones que se toman, eso nos ayudará en el periodo de la adolescencia, dónde nuestros hijos son mucho más reflexivos y buscan la razón de cada cosa. De esta forma podremos cuestionar cualquier decisión que tomen en esa época y que creamos que no es acertada. A los adolescentes les encanta el "porqué" de las cosas.

-Felicitarles por sus éxitos y no sólo reprocharle sus errores.  Enseñaremos a que nuestros hijos se sientan contentos con sus logros y acepten sus errores. Así aprenderán de los mismos de forma autónoma, sin que tengamos que decirles nosotros las causas. Volvemos de nuevo al tema del halago. Estamos en una sociedad en la que parece que para premiar a nuestros hijos debemos comprarles cosas, y no nos damos cuenta que tienen ya tantas cosas que ni las aprecian. Los halagos no ocupan lugar (como el saber) y además les ayudarán a mejorar una faceta tan importante para conseguir la autonomía como es la autoestima.

-Ayudarles a que piensen por sí mismos. Debemos apoyarles en la resolución de conflictos, ante un problema dejarles tiempo para que piensen en cómo solucionarlo. Aprovechemos nuestra experiencia para guiarles, para que sepan por dónde empezar a solucionar esos problemas, pero NO SOLUCIONARLES NOSOTROS SUS PROBLEMAS

-Motivarles ante el inconformismo. Para ello debemos intentar despertar su curiosidad e inquietudes, enseñándoles a luchar por tener sus propias ideas y a que sepan manifestar y expresar aquello con lo que no están de acuerdo. Debemos procurar que nuestros hijos sean creativos y para ello es muy importante la curiosidad. Cuando oigo a padres que me dicen "es que mi hijo es muy pesado, no para de preguntarme cosas". Pienso en lo afortunados que son esos padres porqué su hijo es un niño despierto, curioso, con muchas inquietudes. Si le ayudamos a que descubra por él mismo todas esas inquietudes, estaremos ayudándole en su desarrollo emocional.

-Debemos mostrarles cómo pueden expresar sus emociones. Es importante que los niños sepan decir lo que sienten. Trabajar sus emociones será también prevenir sus miedos. Que no oculten sus emociones, deben saber qué tipo de emociones existen y cómo se expresa cada una de ellas. Esos niños que ya no lloran porqué sus padres les han "enseñado" a que no lo hagan... No entiendo que ganan con eso. Bueno sí, lo que ganan es que el niño no les moleste, pero me parece un acto muy egoísta. Los niños deben reír, llorar, enfadarse, aburrirse, etc.

Podemos resumir todo lo anterior con estas citas de Jorge Bucay:

Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.
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