martes, 12 de noviembre de 2013

EL APEGO

¿Qué es el APEGO? y su importancia

Apego: ¿Qué es? ¿Cómo surge? ¿Por qué es tan importante?

 

Al nacer, al contrario de lo que ocurre con la mayor parte de animales, un bebé es un ser completamente indefenso, que necesita que otras personas satisfagan sus necesidades para poder sobrevivir.

El apego es el vínculo afectivo que se establece entre el bebé y las personas que más establemente se relacionan con él (quienes lo estimulan y satisfacen sus necesidades, papás y/o mamás en la mayoría de los casos). También se establece con l@s herman@s, abuel@s, tí@s… El apego facilita que las necesidades de los bebés sean atendidas por los adultos que los rodean.

Las teorías más tradicionales sugieren que el apego se establece por el hecho de que la madre alimente al bebé (los estudios de Harlow indican que esto no es así) o del contacto piel a piel.
Teorías más recientes sugieren que, de igual forma que se transmiten genéticamente características físicas, también lo hacen una serie de preferencias.

Los bebés se sienten atraídos por las caras, por la voz (en especial por las de una entonación como la que empleamos los adultos al hablarles a los bebés), por el contacto físico, por ser mecidos…
Los adultos son atraídos por los rasgos de los bebés (casi tod@s al ver un bebé sentimos ternura y otras emociones similares), el llanto (es casi imposible permanecer indiferentes al oír el llanto de un bebé).
Estas preferencias heredadas en bebés y adultos, facilitan que, a través de las interacciones entre ellos, se vaya desarrollando el apego.

El apego se manifiesta en niñas y niños a través de la búsqueda de proximidad, contacto físico, llanto al separarse… El adulto se sentirá feliz en contacto con el menor, disfrutará de su proximidad…
El apego en el adulto surge antes que en el bebé, llegando a aparecer incluso antes del nacimiento. En general, a partir de los 6 ó 7 meses de vida, los bebés muestran preferencia hacia sus figuras de apego (madre, padre…), a la vez que observan con recelo, o sienten rechazo o temor ante personas desconocidas, especialmente en ausencia de su figura de apego o al “invadir su terreno” estas personas desconocidas sin haberse familiarizado previamente con ellas.

Con el paso del tiempo, esta relación se irá fortaleciendo, transformando e interiorizando. Esto quiere decir que, a pesar de que el vínculo se haga más fuerte, irán desapareciendo ciertas conductas de apego como buscar proximidad física, llorar al separarse, querer estar en brazos…
Durante nuestra vida, el apego va cambiando, pasando, en la edad adulta a ser la pareja o las hijas e hijos las principales figuras de apego.
En la primera infancia, las figuras de apego suponen un punto de apoyo que proporciona seguridad para explorar el entorno que les rodea y relacionarse con personas desconocidas. Además, favorece el aprendizaje.

El apego en la infancia influye en etapas posteriores de nuestra vida. Influye en la seguridad y confianza en un@ mism@ y en l@s demás y en las relaciones que establecemos con las personas que nos rodean.

Autor y fuente: Rosario Calle – pinceladasdepsicologia.blogspot.com

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